En este proyecto partimos de la noción de economía circular propuesta por la Fundación Ellen Macarthur (Ellen Macarthur Foundation, 2013) como “una economía que es restauradora o regenerativa en intención y diseño”, puesto que, como señalan Lieder y Rashid (2016), esta definición tiene en cuenta tanto las ventajas económicas como las ventajas medioambientales simultáneamente. De forma más concreta, partimos de la necesidad de integrar tres elementos clave:
En el mundo existen aproximadamente 1000 millones de olivos productivos, de esta el 98% de la superficie total dedicada al cultivo del olivar y del total de olivos productivos se concentra en la cuenca del Mediterráneo. España es la que ocupa el primer lugar mundial en cuanto a la superficie dedicada a este cultivo (2.450.000 Ha, MARM, 2009), superficie situada principalmente en la comunidad autónoma andaluza con 1.529.000 Ha y que representa la tercera parte del total europeo, produce el 40% del aceite y el 40% de la aceituna de mesa del mundo y es lugar de asiento de 815 almazaras y 40 orujeras. Por tanto, la relevancia económica y social del cultivo del olivar y sus industrias derivadas en Andalucía es incuestionable.
La reutilización y valorización de los subproductos del olivar, a través de diversos usos, son imprescindibles para disminuir la contaminación ambiental y contribuir a aumentar la eficiencia de los sectores agrario e industrial implicados y disminuir sus costes de producción.
Los “efluentes” o lodos (ya sedimentados) constituyen un nuevo recurso orgánico del cual aún se desconoce su composición y su posible reutilización agrícola como enmienda del suelo y por ello, en el presente proyecto pretendemos realizar esta actividad de innovación y transferencia de conocimientos para el estudio y viabilidad de los residuos citados como recurso del propio olivar.
Este proyecto nace con el objetivo innovador de establecer un plan técnico para valorizar los lodos y residuos, disminuyendo la carga acumulativa que hay en todo el territorio andaluz. Vaciando con ello las balsas existentes, de manera que se pueden reutilizar para seguir depositando y evitar la construcción de nuevas balsas por colmatación de las anteriores.
Como señala el trabajo de Van Lacker et al. (2016), a la hora de desarrollar una innovación en el ámbito de la bioeconomía o de la economía circular han de tenerse en cuenta cinco factores principales.
El objetivo de la fase documental será analizar tanto de forma sectorial como desde un enfoque territorial la situación de partida de las áreas a estudio experimental como espacio muestral representativo del conjunto del olivar andaluz y español, la situación de sus suelos, productividad, costes-beneficio, prácticas habituales y a su vez identificar las disparidades existentes así como sus amenazas, retos y potencialidades de desarrollo medioambiental y socioeconómico. Este proceso tendrá varias subfases.
Esta fase será en las que se realizaran todas las pruebas de campo y estará a su vez dividida en varias subfases:
Fase en la que será redactadas todas las conclusiones obtenidas de la fase de campo que incluirá:
El éxito y el impacto de un proyecto innovador dependen en gran medida de las actividades de comunicación y difusión. Para garantizar desde el principio una planificación estratégica y una gestión eficaz de las actividades y herramientas de comunicación y divulgación se elabora y pone a disposición este plan.
La cooperativa San Isidro de Loja impulsará un innovador proyecto encaminado a la gestión eficaz y tratamiento de los residuos (lodos y otros) de la producción de aceite de oliva en las instalaciones oleícolas. Universidad de Granada, CSIC, Colegido de Ingenieros Agrónomos, Red Española de Compostaje y socios de la cooperativa colaboran en este proyecto, que se realizará en varias fases. Se pretende eliminar los residuos en las balsas de las almazaras (“efluentes”) y su transformación (confección en abono orgánico). El proyecto contempla una evaluación de impacto económica, ambiental y social en fincas experimentales de agricultores.